Capítulo 1 - leer..

Publicado el 29 de julio de 2023, 15:00

—Tengo que hablar contigo Sofía —la voz de Olivia sonaba intranquila.

—¿Qué sucede? —quiso saber su amiga.

—He soñado de nuevo con la mujer—contesta.

—¿Con la anciana que te habla? —quiere saber curiosa.

—Sí, y esta vez estaba en el desván de casa de mis padres —se queda en silencio—. Esta vez ha sido muy real, muy muy real —enfatiza la palabra real.

—Cariño los sueños pueden llegar a ser muy reales, yo una vez soñé que iba por un sendero con mi bicicleta y de golpe y porrazo estaba cayendo por un barranco y te juro que sentí que me caía de verdad. Cuando me desperté tenía el corazón a cien por hora.

—Esto es diferente Sofía —insiste su amiga.

—Deberías pasar por el herbolario y comprarte alguna infusión de esas de duerme bien o descansa la mente. Pienso que el tema de la venta de la casa de tus padres  te está haciendo que….

—No —interrumpe Olivia.

—Está bien, tranquila, ¿quedamos esta tarde en la cafetería de Josh y me cuenta tu sueño? —propone Sofía.

—Sí por favor, esto tienes que… —Olivia no termina la frase, prefería que su amiga lo viera en persona.

—¿A las cinco? —preguntó su amiga con voz pizpireta.

—A las cinco —contesta Olivia y cuelga el teléfono. Se queda mirando por la ventana de su apartamento sin enfocar la vista en ningún lugar en concreto. Un ruido a su espalda la hace girarse de golpe, había sido uno de los sacos de runa que se había caído al suelo.

Tres meses hacía que estaba de obras en su nuevo apartamento, tres meses hacía que se había mudado allí, tres meses hacía que los sueños habían comenzado. La separación de sus padres le había afectado más de lo que ella estaba dispuesta a admitir. Reconocía que una vez sus padres hubieron dado el paso, los dos habían cambiado de actitud, parecían felices , libres, vivos de nuevo. Y ella tendría que darle la razón a su hermano y admitir que lo mejor era que se separasen, que ya no eran felices juntos, y que Olivia había idealizado el amor de sus padres y no podía o no quería admitir que ese amor ya no existía, que esas noches de sábado en familia llenas de risas, cosquillas y pizzas habían quedado en un pasado muy lejano y habían dado paso a noches de discusiones, recriminaciones mutuas y porque no admitirlo… también algo de alcohol. 

Olivia suspiró.

—Querido Tom creo que tenías razón —susurra mirando el saco de runa en el suelo medio volcado. Una punzada en la ceja la hizo dar un respingo—. Auch —exclama tocándose el ojo.

—¿Que pasó?  —pregunta desde la cocina su novio.

—Nada amor, estaba hablando sola.

—Ya casi están los huevos pon la mesa —se escuchó desde la cocina.

Oliva entró en la cocina y respiró, era una de las pocas zonas de la casa, junto con su dormitorio, que no estaba en obras.

—Estoy ya hasta…. Hasta el moño de las obras —dijo con voz cansada. Liam se gira con la espátula de los huevos en la mano y el ceño fruncido.

—¿Has vuelto a soñar con la señora?

—¿Cómo lo sabes? —pregunta ella perpleja.

—Por qué cada vez que sueñas con la señora estás de mal humor y dices esa expresión de estar hasta el moño —su novio se rie, se acerca y le planta un suave beso en  los labios.

—No me doy cuenta, lo siento —se justifica ella abrazando muy fuerte a Liam.

—Son muchos cambios en poco tiempo, tranquila, una vez que se venda esa casa te liberarás ya lo verás.

—¿Tu crees? —pregunta meneando la cabeza.

—Que sí, ten fe. Has vivido en esa casa desde que naciste Oli y es normal que tus miedos se representen en sueños, el cerebro es muy complejo cariño. Venga a desayunar que hoy tengo un día que estoy por llamar y decir que estoy enfermo —bromea Liam.

—Eso no te lo crees ni tu —exclama Olivia haciéndole burla. Liam era el dueño de una empresa llamada LOVCA , se dedicaban a realizar los efectos especiales para series de televisión y películas. Su lema era “todo lo que imaginas lo podemos crear” , le apasionaba su trabajo por encima de cualquier cosa en el mundo, en ocasiones estaba tan inmerso en un proyecto que no venía a casa por una semana entera porque era tan sumamente perfeccionista que hasta que no quedaba tal y como en su mente lo imaginaba no acababa. Eso había hecho que se estuviera haciendo popular en el mundillo y empezara a estar desbordado. Hoy iba a ser uno de esos días porque tenía una reunión con un productor escandinavo que quería producir una serie de ciencia ficción.

—Algún día me tomaré un descanso —contestó él moviendo la cabeza y sonriendo.

—¿Por que deberías? Eres afortunado —replica Olivia sonriendo pero con cara de pena.

—Amor ya te llegará tu momento, date tiempo —dijo él sirviendo un plato con dos huevos a la plancha y  medio aguacate.

—Buaaaa vaya pinta tiene esto –exclama Olivia sonriendo de oreja a oreja. Tenía unos hoyuelos muy graciosos que junto a sus pecas y su pelo pelirrojo la hacían parece más joven de lo que era.



—Buenas tardes Josh —dijo Olivia entrando en una pequeña cafetería del centro de la ciudad, era un sitio tremendamente especial. Nada más entrar te encontrabas que en la izquierda había una librería enorme clasificada por géneros literarios, literalmente te podías pasar horas en aquel lugar. En la pared del fondo pintado con enormes letras rezaba  “no hables, susurra para que ese rumor sea la música que alimente nuestras almas”. A la derecha un pequeño mostrado repleto de deliciosos pasteles, madalenas y bollitos inundaba de diferentes y deliciosos olores el lugar. 

—Buenas tardes Olivia ¿Tarde de chicas? —pregunta Josh con una sonrisa.

—Sí,¿no ha llegado Sofía todavía verdad?

—No

—Vale , pues la espero en el patio interior, ¿me pones lo de siempre? —pide ella.

—Claro —Josh chasquea los dedos suavemente y se gira para coger una bandeja. Era como un ritual que siempre hacía, él decía que era para cambiar las energías.

 

Olivia pasó por un pequeño pasillo, el cual estaba lleno de fotografías de los lugares más hermosos de la Tierra, muchas veces ella y Sofía habían comentado que probablemente Algunas fotos serían falsas  por qué no era posible que algunos de esos lugares pudieran existir de verdad. Llegó a una zona abierta en la que había mesas de colores por un lado y mesas bajas con cojines en la otra, sonaba una música de fondo muy suave y las pocas parejitas que estaba en el lugar a esa hora estaban leyendo en absoluto silencio. Pasó a un patio lleno de plantas, que más que un patio parecía una selva tropical y se dirigió a uno de sus sitios favoritos, un sofá color bergamota con una pequeña mesa de cristal que estaba situado al lado de una fuente con un cisne en el centro. Se sentó, respiró hondo y por un instante ese olor la transportó a Grecia, a uno de los veranos que pasó con su abuela paterna, ese olor a buganvillas y café , ese sonido de la fuente y sin saber cómo ni porque recordó una conversación un tanto peculiar que ella tuvo con su abuela.

 

—Abuela ¿qué ha sido ese sonido? —preguntó Olivia mirando desde el patio en el que estaban sentadas ambas hacia el interior de la casa.

—Ha sido la casa cariño —contestó su abuela balanceándose en su mecedora.

—¿Qué quieres decir con la casa? —insistió la joven.

—Cariño la casa a veces se queja o llora, es solo eso —su abuela sonrió.

—¿Que se queja? ¿Las tuberías te refieres? —quiso saber. Su abuela soltó una carcajada tan grande que casi se queda sin aliento.

—Cariño todavía eres muy pequeña y sin embargo ya lo sientes, eso es bueno y malo al mismo tiempo —empezó a explicar su abuela—. En unos años cuando estés más preparada volvemos a hablar del tema ¿ de acuerdo? —sugirió su abuela. La pequeña Olivia asintió con la cabeza sin entender lo que su abuela quería decir, pero le daba lo mismo le encantaba estar con su abuela.

Lamentablemente, esa conversación no llegó a producirse jamás porque su abuela falleció de un ictus al año siguiente, dejando esa conversación pendiente entre nieta y abuela en el más absoluto rincón del olvido de la memoria de Olivia, hasta ese mismo instante en el que esos olores la habían transportado a ese lugar en concreto.

 

—Mírala ella que agustico está —la voz de su amiga la trajo de golpe de nuevo a la tierra.

—Ohhh Sofi —sonrió Olivia —. Estaba pensando en mi abuela.

—¿Ha pasado algo Oli? —preguntó preocupada.

—Ohhh no, no,  mi abuela Ana está bien, de hecho creo que está mejor que tu y yo juntas —ríe—. No se porque me he acordado de mi abuela Agnes.

—Oh, la señora Karagiannis que recuerdos, era una mujer entrañable Oli —su amiga conocía a la perfección a todos los miembros de la familia de Olivia, habían vivido puerta por puerta desde que tenían cinco años y durante un verano acompañó a Olivia y a Thomas a Grecia para pasar todo el mes de julio en la maravillosa Grecia, para Sofía fue un verano memorable, de los mejores de su infancia, en una casa típica al lado de un acantilado del mar y comiendo la mejor musaka que jamás había probado ni probaría en su vida. Y que decir de la señora Karagiannis, era la típica abuela entrañable a la que tenías que querer sí o sí , su sola presencia te hacía sentir la necesidad de abrazarla aunque no fuera tu abuela de sangre. Para Sofía también fue un duro golpe la repentina muerte de la abuela de Oliva, nadie se lo esperaba.

—He recordado una conversación que tenía olvidada de nosotras, dos veranos antes de que falleciera, y no se porque la he recordado ahora —explicó Olivia.

—Aquí tienen mis chicas favoritas —interrumpió Josh. Les trajo un té negro y un trozo de tarta de zanahoria para Olivia y un batido de plátano y vainilla con una magdalena de fresa regada con chocolate blanco para Sofía.

—Menuda pinta tiene esto Josh, cada día te superas más —alabó Sofía.

—Señoritas —contestó este con una exagerada reverencia, les guiñó un ojo y se alejó en silencio.

—Está como una cabra —susurró Olivia riendo.

—Pues benditas las manos de esa cabra loca —dijo mordiendo la madalena —Olivia la miraba con la boca abierta al ver como todo el chocolate blanco le impregnaba las manos y su amiga se las rechupeteaba gustosa.

—Lo de comer con tenedor no ¿verdad? —la regañó Olivia.

—Haciendo honor a tu abu, ya que te has acordado de ella recordemos una de sus frases favoritas —Sofía dió un trago a su batido y carraspeó—. No olvides vivir la vida como si hoy fuera tu último suspiro —sonrió—. Pues eso hago, si supiera que hoy me muero me comería así la madalena. Olivia negó con la cabeza y se metió un trozo de pastel de zanahoria en la boca.

—¿Cuéntame tu sueño? —la animó Sofía.

—Siempre es lo mismo, estoy en la entrada de la casa de mis padres, en la zona del jardín observando la casa, escucho un susurro pero no identifico la voz, acto seguido se abre la puerta, entro y todo está como sumido en una niebla

—Que cague —exclamó Sofía.

—No, la verdad es que no siento miedo en esos momentos, siento que tengo que entrar, entonces es cuando escucho la voz de una señora que me llama para que suba a la buhardilla.

—Y claro tu subes —recrimina su amiga.

—Sofi —replica Olivia —. Es un sueño no soy dueña de mis actos —se la queda mirando un poco descolocada.

—Vale , vale tienes razón, continua.

—Subo las escaleras y a medida que voy subiendo las escaleras esa niebla va desapareciendo, se disipa y empieza a hacer frío. Las habitaciones están vacías, no están los muebles y sigo subiendo hasta llegar a la buhardilla —Olivia toma aire para seguir narrando su sueño—. Aquí es donde sin saber por qué ,de golpe, tengo una sensación de miedo, hay algo en mi interior que me dice que corra, que me vaya de allí, que huya, sin embargo no puedo moverme —su amiga la mira atentamente—. Y allí en la pared lateral empieza a formarse la imagen de una anciana que me mira, siento que me mira Sofía.

—¿De la pared sale una mujer? —pregunta Sofía.

—Es como si la mujer formara parte de la pared, tiene forma de mujer, sus facciones son claras pero está hecha de la misma pared, no se muy bien como explicarlo —se justifica Olivia.

—¿Cómo si fuera de piedra o algo así? —pregunta Sofía.

—Algo así, ella me mira y entonces le pregunto ¿qué quieres de mí? . Ella normalmente solo me mira no me dice nada, solamente me mira y hay veces que me tiro toda la noche ahí plantada , en ocasiones me despierto rápido. Sin embargo en el sueño de anoche interactué con la señora.

—¿Cómo que interactuaste? —pregunta Sofía comiéndose el último trozo de magdalena.

—Me dijo que me quería a mí, y sentí que me cogía alguien del brazo pero ella no se había movido de la pared y no tenía a nadie a mi alrededor sin embargo lo sentí, sentí el frío de la piedra en mi brazo Sofi, sentí el dolor al apretarme y sentí su dolor dentro de mi corazón, estaba triste muy triste.

—Cariño eso es reflejo de lo que estás viviendo, en tu interior no quieres que se venda la casa de tus padres, porque hay un vínculo muy especial allí, es normal y…

—No Sofi —la interrumpe más alto de lo que hubiera querido.

—Cariño —su amiga fue a cogerla del brazo para darle fortaleza y al tocarla Olivia hizo una mueca de dolor—. ¿Que te pasa? —pregunta algo confundida. Olivia se levanta la camiseta que llevaba como mucho cuidado y allí en su antebrazo había un morado con forma de cuatro dedos. Su amiga ahogó un grito.

—Esto es lo que quería enseñarte —dijo con voz temblorosa Olivia.

—¿Pero…? ¿Esto…? No puede… no es…. —Sofía balbuceaba sin saber muy bien como acabar una frase.

—Ella me hizo algo físico en mis sueños Sofía, esto ya no son solamente sueños y tengo miedo —una lágrima rodó por la mejilla de Olivia. Sofía la abrazó acunándola.

—¿Se lo has contado a alguien más? —quiso saber su amiga.

—No , a nadie, solo confío en ti —contestó sin más.

—¿Qué podemos hacer? ¿Te has podido hacer daño tu misma mientras soñabas? —preguntó Sofía. La cara de confusión de Oliva fue absoluta—. Me refiero a que igual tu mente ha ordenado a tu cuerpo que te hagas daño, no se estoy buscando la lógica.

—¿Lógica? —pregunta Olivia.

—Los sonámbulos hacen cosas sin darse cuenta ¿ no? —se justificó su amiga.

—Mira —contestó Olivia poniéndose su mano sobre las marcas.

—No coinciden —dijo su amiga.

—Te quiero pedir un favor — la voz de Olivia era prácticamente un susurro.

—Lo que sea —contestó su amiga cogiéndole de las manos.

—Acompáñame a la casa de mis padres —expresó sin más.

—¿Que? —preguntó algo confusa.

—No puedo ir sola, tengo miedo —confesó.

—¿Y cuál es el objetivo de ir a casa de tus padres?

—Primero quiero recoger unos libros que hay en mi habitación, es lo único que me falta por traerme antes de que se ponga a la venta oficialmente —se quedó en silencio—. Y por otro lado quiero subir a la buhardilla, hace años que no subo allí y sin embargo es el lugar con el que sueño.

—¿Y qué piensas que vas a encontrar allí? ¿ A la señora? —replicó su amiga.

—Sofi no tengo ni idea de lo que me puedo encontrar allí, simplemente siento que debo ir,y no soy capaz de ir sola, por favor.

—Está bien —aceptó a regañadientes su amiga —. ¿Cuándo quieres ir?

—¿Tienes algún plan para esta tarde? —pregunta con una sonrisa forzada.

—Creo que sí —contestó con voz monocorde Sofía, su amiga frunció el ceño sin entender—. Ir con la loca de mi amiga a su antigua casa en busca de una vieja hecha de piedra que la persigue en sueños —ambas amigas rieron.

—Eres la mejor Oli.

 

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